KoRn The Encouter: Un Soberbio Show. por Good Guss | el miércoles, julio 14, 2010

Un regalo que nunca estuvo envuelto, sin indicación para quien es. Así describo KoRn: The Encounter. Realizado en las afueras de la entrañable Bakersfield, en un campo a donde el nombre los lleva; glamour de luces que llenan el vacío conmovido por los sonidos de 7 cuerdas. No hay público, pocos son los testigos, y sin embargo cantan para el mundo, cantan para ellos, en una soberbia presentación grabada para la leyenda. Korn sin ataduras, sin presiones, como dicta la norma de los exquisitos.

El sol pinta el cielo color atardecer, reloj celestial que marca la pauta para que Korn entre en escena, arrancando con bastantes temas del KoRn III: Remember Who You Are. No hay nadie, inspiración tremenda para que la prisa se vaya y la melodía se asiente al compás de los maizales. En el centro del círculo mayor dibujado a ras de piso, cada que avanza la noche, cada tema suena mejor que el anterior. Here to Stay tocado como debe ser, con sentimiento y sin ayuda. Desenfreno servido para Let the Guilt Go, una obra maestra de la locura en su cauce, Jonathan Davis.

Sin la necesidad de cumplir con la agenda, de que la compra de felicidad tenga las cuentas claras, las canciones van tan lentas como siempre debieron ser, porque el sinónimo de pesado es golpear hasta que sientas, a ritmo seguro que todo sea delicioso a la hora de escuchar. Got The Life como pocas veces se la ha escuchado, y sin embargo con más significado que nunca, porque ya no son los chicos de Bakersfield, ahí en el maizal de oro estás viendo a los que esa vez le hicieron caso al desahogo, por eso la guitarra ruge de locura, por eso el bajo martillea de emoción, es que Korn ya no debe ni teme, y sin embargo nunca habrá suficiente.

Continúa con otras, Freak on A Leash, que irónico. Los cuervos veían a lo lejos, los espantapájaros tocaban acerca de lo libres que son en ese momento. No hay droga que se equipare.

Ray Luzier, una maravilla. Porque el sentimiento es uno, ahí esta el, entendiendo lo inexplicable, en todo tambor, platillos esquizofrénicos, relámpagos metálicos. Haciendo una sociedad con Fieldy, los ojos están de más, The Past y Move On hacen delirar hasta al más escéptico, al que no apostaba por el último álbum.

Para recordar quienes son, el cielo apaga la luz para que la banda entera medite en voz alta. Jonathan Davis haciéndole cariños a la guitarra, un tentáculo más de expresión. Y la noche alcanza el nivel de oscuridad apropiada, el negro infinito, como la razón de seguir del vocalista. Are You Ready To Live tocó zona prohibida, Munky sudaba incoloro, lo que daba más miedo, y Jonathan Davis simple y sencillamente se destroza en mil pedazos, un final que le congela la sangre alcanzar y vuelve un nudo la garganta; el llanto regresa a torturar a Jonathan, resentido porque lo había olvidado. Épico hasta el estremecimiento.

Las gaitas también lloraron. Shoots and Ladders animarán querubines y demonios por igual. Todo este show no tiene igual. Ahí quedarán marcadas para un recuerdo atemporal de que KoRn salió a dejarlo todo allí, para el que desee tomarlo.

Descarga Korn The Encounter. Sumamente recomendable.